A las 7:00 horas sonó el despertador, nos arreglamos y desayunamos en la habitación del hotel The Base by Keflavik Airport, unos zumos y bollería que nos habíamos traído de España. El plan para este día consistía en hacer la ruta conocida por el nombre de Círculo Dorado (Parque Nacional de Thingvellir, Geysir y cascada Gullfoss) y visitar el cráter Kerid.
Confirmamos a través la web http://www.road.is/ que no había ninguna carretera cortada, y a las 8:00 horas ya estábamos haciendo el Check Out de nuestra habitación.
Ya estábamos listos, así que sin más preámbulos comenzamos con la ruta de este día:
Recorrido total de la ruta: 228 km (3 horas y 16 minutos en coche).
Tiempo total de la ruta (con descansos y visitas): 9 horas.
Enlace para cargar la ruta de Google Maps en tu Smartphone: Ruta Islandia día 2.
La primera parada de nuestra ruta por el Circulo Dorado fue el Parque Nacional de Thingvellir.
El Parque Nacional de Thingvellir es famoso porque aquí sale a la superficie la dorsal Meso-atlántica, que es la brecha que separa la placa euroasiática de la norteamericana. Como curiosidad, se va separando a razón de entre 1 y 19mm al año.
Por si fuera poco, esta zona se considera el parlamento más antiguo del mundo. Dos semanas cada año durante más de 800 años, representantes de todas partes de Islandia se reunían aquí para decidir diversos temas.
Estacionamos el vehículo en el parking del Parque Nacional, nos dirigimos al edificio dónde está el WC, rellenamos los datos de nuestro vehículo en el parquímetro y pagamos los 700 ISK (5,08€) por estacionar.
Después, nos dirigimos al Parque Nacional de Thingvellir y lo primero que nos encontramos fue un fantástico mirador.
Tras disfrutar de la fantástica panorámica, nos adentramos en el camino marcado del Parque Nacional de Thingvellir.
Comenzamos a descender por este camino hasta llegar a la brecha que separa la placa euroasiática y la norteamericana, es decir nos encontrábamos en tierra de nadie.
Tras recorrer unos 700 metros, nos topamos con el río Öxará, que significa en islandés «el río del hacha». Este nombre fue adoptado por el hecho de cortar las dos placas.
Llegados a este punto decidimos no avanzar más y regresar al parking.
De camino y casi llegando al parking, cogimos un pequeño desvío para conocer el lugar dónde los islandeses hacían las asambleas.
Con esto pusimos fin a nuestro recorrido por el Parque Nacional de Thingvellir.
Finalmente llegamos al parking, subimos al coche y continuamos con nuestra ruta del Círculo Dorado. Nuestra siguiente parada fue Geysir.
Geysir es el nombre del geyser que dio nombre a todos los geysers del mundo. Hace 50 años expulsaba periódicamente vapor y una columna de agua caliente de 80 metros de altura, pero unos desalmados decidieron tirar piedras, consiguiendo anularlo casi por completo.
En su lugar podemos conocer al cercano geyser Strokkur; el geyser más regular del mundo. Este expulsa aproximadamente cada 8 minutos una columna de agua caliente y vapor, a una altura máxima de 20 metros.
Hay que extremar la precaución, ya que el agua de estos geysers está entre 80 y 100 ° de temperatura.
Aparcamos el coche en un cercano parking y caminamos hasta la cercana zona de los geysers. Nada más llegar a esta zona percibimos un fuerte olor a azufre, similar al de los «huevos podridos».
Lo primero que hicimos fue ir directo al rey de los geysers, el geyser Geysir. Es una pena que por culpa de estos desalmados no podamos ver este geyser en acción.
Después nos dirigimos al geyser Strokkur. Este geyser lo reconocerás rápidamente porque hay una gran cantidad de gente rodeándolo a la espera de que expulse la columna de agua caliente y vapor. Tal y como os contábamos anteriormente, estas expulsiones tienen una altura de aproximadamente 20 metros en sus mejores disparos.
Estuvimos unos 30 minutos alrededor de este geyser y tuvimos la suerte de ver 4 expulsiones. Sin lugar a dudas es un espectáculo natural que no debes perderte.
Tras disfrutar del espectáculo continuamos con la ruta de geysers visitando el Litli – Geysir. Se trata del hermano pequeño del gran Geysir, aunque este carece de atractivo.
Después de visitar este último geyser, nos dirigimos al parking para continuar con nuestra ruta del Círculo Dorado. Nuestra siguiente parada fue la cascada Gullfoss.
Gullfoss es sin duda una de las cascadas más populares de Islandia. Su popularidad radica en que esta cascada cae a través de 2 saltos (de 11 y 21 metros de altura) en una grieta de 32 metros de profundidad.
A principios del siglo pasado, la cascada se vio amenazada por un proyecto hidroeléctrico, pero una hija de un granjero local amenazó con arrojarse desde las cataratas a no ser que se anulase el proyecto. Hoy en día, esa mujer es considerada la primera ambientalista de Islandia, y la cascada «dorada» ha sido protegida para siempre.
Nada más aparcar el coche en el pequeño parking (hay un segundo parking más grande, aunque un poco más alejado de la cascada), comenzamos a descender por un camino que nos conducía directamente a la impresionante cascada.
Tras finalizar la visita de esta espectacular cascada, pusimos fin a la popular ruta del Circulo Dorado.
Subimos al coche y pusimos rumbo a nuestra última visita del día, el cráter Kerid.
Mientras nos dirigíamos al cráter Kerid, encontramos un lugar en el que parar para acariciar a los populares caballos islandeses (hay muchos por toda la isla).
Los caballos islandeses tienen apariencia de Poni, pero realmente son caballos muy resistentes y sufren pocas enfermedades.
En Islandia está prohibido importar caballos de otros países.
Si un caballo islandés se exporta a otro país, quedará totalmente prohibido su regreso. Con esta medida se evitan el contagio de enfermedades y protegen la pureza de la raza.
Los caballos islandeses tienen la característica de tener 5 pasos (2 pasos adicionales al resto de caballos): Paso, trote, galope, suave y quinta marcha.
Pese a que ya estábamos informados de que estos animales son muy cariñosos, su buen comportamiento no dejaba de sorprendernos.
Después de disfrutar de este bonito encuentro, ahora sí, era el momento de continuar con nuestro camino hacia el cráter Kerid.
El cráter Kerid destaca entre otros por las tonalidades rojizas que rodean su caldera, el verde del musgo y el negro de la ceniza. Sin duda es todo un espectáculo visual.
El cráter tiene unas medidas de 170 x 270 metros y una altura de 55 metros. Además, cuenta con un lago que tiene de 7 a 14 metros de profundidad.
Aparcamos el coche en el parking y nos dirigimos a las taquillas para comprar las entradas.
El precio de las entradas fue de 400 ISK (2,90€)/adulto y las niñas al ser menores de 12 años no pagaron. Cabe recordar que NO está permitido volar drones en este lugar.
A pocos metros de la entrada ya se dejaba ver el impresionante cráter multicolor.
Decidimos descender por un camino marcado para disfrutar del cráter desde otra perspectiva. Disfrutamos durante un buen rato del lugar y decidimos que ya iba siendo hora de volver al coche. Nuestro siguiente destino sería nuestro alojamiento, South Central Selfoss-Apartment.
Muy cerca del apartamento había un supermercado Bónus, por lo que decidimos hacer una parada antes de llegar a nuestro alojamiento.
Los supermercados Bónus son los supermercados más económicos del Islandia. Hay una gran cantidad de estos establecimientos repartidos por todo el país y los reconocerás por el logo de una hucha de cerdito.
Aunque es conocido que Islandia es un país muy caro, en estos supermercados te sorprenderá el buen precio de los refrescos, cervezas, algunos sknaks, etc…
Puedes visitar su página web para conocer toda la red de supermercados Bónus que hay en el país.
Logo de los supermercados Bónus
El reloj marcaba las 17:30 horas cuando acabamos con nuestras compras.
Nos dirigimos a nuestro alojamiento y aparcamos en la misma puerta. La entrega de llaves fue muy sencilla; dejaron la puerta encajada y las llaves se encontraban en el interior del apartamento. El cobro también fue muy sencillo, ya que Booking.com se encargó de este trámite. El precio total por 1 noche en familia fue de 141€.
Nada más entrar descubrimos un apartamento no muy grande pero muy confortable. No le faltaba ni el más mínimo detalle: café molido con cafetera, aceite, sal, variedad de sartenes y ollas, gel y champú en el baño, etc…
Muy cerca del apartamento se encontraba un parque con tirolina incluida. Las princesas pasaron un buen rato jugando en aquel lugar.
Sobre las 21:00 horas preparamos la cena con la intención de irnos a la cama pronto; el siguiente día prometía ser intenso y fascinante.
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